martes, 22 de diciembre de 2015

Amigos de las letras, Feliz Navidad

     Me dejo caer poco por estos lares, a la vista está cómo ha descendido mi historial de interacciones blogueras. Conservo muchos amigos que conocí por estas páginas y mantengo todo el contacto que puedo con ellos. Otros se fueron quedando por el camino, seguramente por aquello de "si no me lees y me comentas, yo tampoco lo haré". Pero creedme si os digo que es mucho mejor así. Ahora sé que quien está es porque quiere estar. No tengo edad, ganas, ni tiempo para mantener relaciones por interés de ningún tipo. Aunque sea poco, quiero que todo lo que me rodee sea real.

     Una de las cosas que me propongo para la nueva etapa que está por llegar es prestar más atención a este rincón que desde hace tiempo tengo bastante abandonado. De sobra sabéis que estáis más que invitados a acurrucaros entre letras junto a mí, con el aroma de un buen café y la melodía de todas las letras que están por escribir. Siempre os esperaré con los brazos abiertos. Lo cumpliré, prometo poner todo mi empeño, ya que este año paso de plantearme eso de dietas, gimnasios y dejar de fumar porque sería mentirme. Concentraré mi esfuerzo en las letras y las buenas historias.

     Os deseo a todos unas felices fiestas, que disfrutéis de vuestra familia y amigos y añoréis en su justa medida y siempre con una sonrisa a los que no están. Sed felices y amad a las letras. Los libros siempre son la salvación.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Donde las calles no tienen nombre, de Mónica Rouanet

"Una novela actual en la que la hipocresía y las falsas apariencias se visten de gala, haciendo tambalear los pilares de cualquier conciencia".

Ella misma se describe así:

 Nací en Alicante en 1970 y durante los primeros años de mi vida viví en diferentes lugares, aunque sentía mi hogar en Altea (Alicante). Es donde estaba la casa a la que siempre volvíamos. Actualmente resido en Madrid. Desde niña no he podido dejar de mirarlo todo, de imaginar historias para cada cosa que veo y de dejarlas por escrito. Cuando cumplí diez años, mis madres empezaron a preocuparse seriamente por mí. Todos los días, al ir andando por la calle, me caía al suelo. El médico les dijo que no me pasaba nada grave, que mi vista era buena, mi oído también, y lo mismo pasaba con mi aparato locomotor. “¡Han tenido ustedes una hija despistada, así de simple!”. Lo que ellos no sabían era que para mí era (y es) imposible caminar por la calle y no mirar por las ventanas de los edificios que voy dejando atrás. Desde abajo alcanzo solo a ver muy poco; con suerte puedo apreciar un techo con alguna lámpara, el color de las paredes, un cuadro, unas cortinas… Eso me basta. Con eso puedo imaginar la vida de los que han hecho de ese espacio su refugio. Algunas de esas historias son tan bonitas, o tan raras, o tan interesantes, que no quiero olvidarlas.
Por eso escribo, porque no quiero que los millones de historias que invento cada día, caigan en el olvido.


Hablar de Donde las calles no tienen nombre, no es solo analizar si la novela te ha gustado o no, o buscar punto por punto los detalles que marcan si un escrito es bueno o malo. Tanto los personajes como la ambientación de la novela te obligan, como lector, a plantearte otras muchas cosas. La hipocresía, tan presente y protagonista en la novela, hace que nos echemos las manos a la cabeza y odiemos a ciertos personajes que, entre líneas, con el morro torcido y apuntándonos con un dedo acusador, nos preguntan si acaso nosotros no hemos sido hipócritas nunca. 
Instintivamente, haciendo alarde de este fariseísmo, tendemos a posicionarnos del lado de los personajes más bondadosos y sufridores, no solo en cualquier novela, sino en la vida. Creo que alguna situación que partió de esta premisa, hizo tan famosa la manida frase: "Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos". Y este va a ser mi punto de partida para crear mi opinión crítica sobre esta novela.

Estamos frente a una novela negra ambientada en Madrid, en la época actual. Aunque en ocasiones, para comprender ciertas cosas y aclarar otras debemos remontarnos varias décadas atrás, la trama se desarrolla en el presente, lo que hace que todo lo que va sucediendo se sienta más cercano, y bajo mi punto de vista, más creíble. 

María es una mujer que decide alejarse de su madre porque se siente ahogada e infravalorada en un hogar que le resulta totalmente ajeno. Doña Pilar, su madre, se ha criado bajo la influencia del pensamiento más machista y retrógrado imaginable. Es una señora incapaz de escuchar, ya que la verdad absoluta siempre la tiene ella, machista hasta el extremo y acostumbrada a vivir en un mundo de composturas y falsas apariencias insoportables para su hija.

En esta escapada, en la que María busca demostrarse a sí misma que es capaz de valerse sin las premisas y el guión que su madre tenía escrito para ella, se topa con alguien que le recuerda que, posiblemente, la trágica muerte de su padre atropellado, no fuese un accidente. A partir de ahí, comenzarán a ocurrir una serie de acontecimientos y conoceremos a un elenco de personajes que protagonizarán con fuerza y arrojo cada uno de los entramados de la novela.


Sin ánimo de destripar nada diré que la novela tiene un paralelismo brutal con uno de sus personajes principales, la villana Doña Pilar; de la misma manera que ella trata de aparentar constantemente cara a la galería una vida que no es real, la novela transcurre en un ámbito que te hace pensar que nada es lo que parece. 

Personalmente, y no siendo la primera vez que leo a esta autora, pienso que esta novela es verdaderamente buena y recomendable. En los tiempos que corren, en los que estamos mal acostumbrados a leer novelas ligeritas, sin apenas trama, y con personajes de revista, encontrarse con una historia actual, fresca y negra, y ser capaces de leerla en una sentada sin resentirse ni suponer ningún esfuerzo es para quitarse el sombrero. Y la autora lo consigue con tres ingredientes básicos, pero que no todos los autores son capaces de incorporarlos en sus guisos:

-Ausencia de descripciones físicas eternas, de las que te hacen perder el hilo argumental y aburren hasta el extremo. Creo que a todo buen lector le gusta recibir pautas básicas para poder crear la imagen de los personajes o los escenarios a placer en su memoria.
-Lenguaje sencillo. Esto hace que todo lo que leas sea más creíble. Creo que todos veremos más real a un personajes que diga "estoy hasta las narices", que al que diga que está "supremamente extenuado". Además, evita que tengas que leer con un diccionario en la mano, que cuando se trata de libros de entretenimiento se agradece mucho.
- Ritmo constante en la trama. A todos nos ha pasado alguna vez que hay páginas de ciertas novelas que pesan como una losa. Creo que este es el mayor de los errores que puede cometer un autor. 

Mónica conjuga a la perfección estas tres premisas, importantes para mí, ojo, que cada lector es un mundo. Y no solo eso, además consigue algo que me hizo quitarme el sombrero y, a la vez, maldecirla un poco; engaña al lector como a un chino. Es más, yo, que me enfrentaba a la novela sabiendo que iba a intentar engañarme, quise ir con pies de plomo, sospechando de todos los personajes, analizándolos uno a uno, sin pasar por encima de ningún perfil y haciendo sospechosos cada uno de sus movimientos. En mitad de la novela pensé "a mi no me la da, tengo al asesino", y me caí con todo el equipo. Todavía sigo pensando: "¿Cómo no me di cuenta antes?". Pues no lo pude ver porque lo que Mónica tiene escondido en su pluma se llama magia. Eso que sucede cuando un escritor escribe por necesidad personal, obsesiva, con pasión y con respeto. 

En definitiva, estamos ante una novela trepidante, pasional y muy humana. Sí, humana, porque por mucho que nos empeñemos en hacer ver lo contrario, todos tenemos un punto hipócrita y maquiavélico que nos hará convertirnos en el malo de la historia alguna vez en la vida. La perfección no es humana, el error sí.

No voy a destripar nada más de la novela, ni se me ocurriría. Espero haber abierto el apetito lector de quien pase los ojos por estas líneas, porque no se arrepentirá en absoluto de darse un paseo por Donde las calles no tienen nombre.

Aprovecho para dejaros el vídeo de la presentación de la novela a la que tuve el gusto de asistir, y felicitar tanto a Mónica Rouanet como a la editorial Roca por este gran acierto.



lunes, 16 de noviembre de 2015

Por enésima vez

Por primera vez en mucho tiempo me levanté con la mejor de mis sonrisas. Sin forzarla. Me esperaba un gran día. Todo lo que iba a acontecer me predisponía a ponerme mis mejores galas, resaltar mis facciones con algo de maquillaje y salir de casa pisando fuerte. Compré el periódico en un kiosco cercano a la parada de metro y me lancé al suburbano. Me esperaban dos horas de viaje y quería mantener mi mente ocupada para que no se me notasen los nervios en la cara.

Llegada a mi destino me encontré con caras que comenzaban a resultarme familiares, eso me gustaba. Un pitillo antes de adentrarme en ese gigante de cristales, me ayudó a serenarme. Venga, al toro.

Comencé a recibir comentarios alabando mi apariencia, los días anteriores quizá fui más recatada, menos colorida... Pasé más desapercibida. Pero ese día era diferente; ya había firmado el contrato y me disponía a ocupar mi privilegiado lugar en la redacción. No me preguntes por qué, pero pensé en todas esas entrevistas de trabajo en las que, sin decírmelo, me largaban por mi apariencia física; mi sobrepeso.

Esta vez era distinto. Lo único importante eran mis conocimientos, que tras tres entrevistas y dos semanas de prueba, habían convencido a todos mis superiores. De hecho, noté que, incluso, despertaron algo de admiración entre mis nuevos compañeros. 

Encendí el ordenador, busqué en mi cuaderno las claves de acceso y me dispuse a trabajar. El dosier que me encontré en la mesa me llamaba a gritos: "Sí, sé que soy un tochazo, pero estás deseando meterme mano", me decía. Y a ello fui sin abandonar mi radiante sonrisa.

"Chicos, el director ejecutivo de la empresa quiere reunirse con vosotros, quiere conocer a las nuevas incorporaciones, seguidme". La voz del supervisor me sonó amistosa, quizá el hecho de que nos comunicara que el jefe supremo quería conocernos me hizo verle más simpático. No en todas las empresas los jefazos quieren mezclarse con los curritos. "Esto mola mucho", pensé.

Entramos en una sala llena de plantas y cuadros abstractos, tomamos asiento y esperamos al enigmático señor.

Apareció un hombre trajeado, calvo y un poco sudoroso, entendí que venía con prisa, fatigado. Se presentó, pidió que hiciéramos lo mismo y, tras varias preguntas sin relevancia, dio por terminada. La reunión. Sin más, volvimos al curro.

Diez minutos después, el supervisor me llama a su despacho.
"Ana, siento darte esta noticia pero tienes que marcharte. El director ejecutivo considera que tu imagen no es la adecuada para pertenecer al grupo. Como sabes, tu puesto implica recibir visitas de clientes y asociados, y... bueno, ha sido su decisión".

Nuevamente, mi sobrepeso me cierra una puerta. Y cada vez tengo más claro que no quiero cambiar.

viernes, 21 de agosto de 2015

La novelista fingida, de Rafael R. Costa

"Una novela fresca y cautivadora. Un imprescindible"


SINOPSIS

Barbara L. Shackleton, antes Rita Amber, consiguió un éxito abrumador con su primera novela. Se vendieron millones de ejemplares y la historia fue llevada al cine, con buen presupuesto y una otoñal Bette Davis como estrella rutilante. 

Durante unos años vivió de esa fama y hasta mereció el Premio Pulitzer de 1972. Cuando sus millones de lectores, así como su editor, le piden la segunda parte se refugia en su mansión de Long Island. 

Allí se abastece de una docena de máquinas de escribir, y compra muñecas antiguas a las que corta el cabello con unas tijeras para hacerlas parecer a la protagonista de su libro. 

La inesperada visita de un conocido hará que la novela que la llevó a la cumbre literaria muestre sus secretos. 


OPINIÓN PERSONAL

El concurso indie de amazon está dando para mucho en lo que a lecturas se refiere, pero no es esa la razón por la que me lancé a leer esta novela. Lo hice porque desde que leí La interpretadora de sueños, supe que todas las obras de este autor acabarían cayendo en mis manos. Hasta la fecha, he leído cuatro de sus obras, aunque las tengo todas en mi poder, y he de decir que Rafael R. Costa es el mejor novelista contemporáneo con diferencia.

La novelista fingida me ha sorprendido muchísimo, ya que el autor perfila con delicadeza su ya conocida calidad literaria, pero además, da un vuelco a su tradicional estilo saliendo victorioso. Me explico: Si por algo se pueden identificar las novelas del autor es por la precisión con la que describe los detalles, los escenarios y a sus personajes, esto hace que cada uno de ellos cobre vida más allá del papel. Tiene la facilidad de escribir cientos de páginas sin causar el aburrimiento en el lector, manteniendo el ritmo narrativo de una forma asombrosa. Sus novelas siempre están perfectamente documentadas, pero no luce esta característica de forma cansina o pedante, sino que hace que el lector pueda pasear entre sus páginas de una manera ágil y acompasada. Y en el caso de La novelista fingida, además de todo esto, nos deleita con un aire vintage y una armonía narrativa que nunca he visto en ninguna de sus obras.

Los personajes femeninos son potentes, únicos, tienen una fuerza sobrehumana desbordante... Admito que nunca me he encontrado con perfiles tan auténticos, con tanta personalidad y deslumbrantes. Con esto no quiero desmerecer a los personajes masculinos, pero todo aquel que lea esta novela estará de acuerdo conmigo en que la raza que tienen las féminas en estas páginas es deliciosa. Desde Barbara hasta Bette Davis... Todas encandilan y dan vida a una historia que consigue que el lector cambie las letras por imágenes, como dije en la reseña de otra de sus novelas; esta historia es digna de ser traspasada la gran pantalla.

Otra cosa que me ha parecido sublime es la abundancia de diálogos y su calidad. Cosa a la que tampoco nos tenía muy acostumbrados (me refiero a la abundancia, no a la calidad, esa siempre está). En otras ocasiones, el autor actúa más como narrador, pero con La novelista fingida, ha dejado que sean los personajes los que marquen el ritmo narrativo, sin prisa, sin ocultar nada, con todo lujo de detalles y al ritmo que ellos marcan. Y es por eso que, mientras lees, puedes escuchar las voces, ver los gestos, las miradas, interpretar los silencios.

Si tuviera que definir esta novela no sabría cómo hacerlo, pues son tantos los componentes que la completan que seguro mi definición no sería justa. Ya no es solo lo que el autor nos cuenta, sino cómo prepara el terreno para que el lector, por su parte, siga construyendo detalles de la historia mentalmente, y conseguir esto, es grandioso. 
Y vuelvo a insistir en el giro que el autor ha dado a su prosa, convirtiendo esta en una novela fresca, trepidante, un viaje fascinante que hace que galopes sobre sus páginas a la velocidad del rayo sin darte apenas cuenta. El suspense se mantiene a lo largo de toda la novela, siendo el protagonista absoluto de la obra, pero sin desmerecer los toques de acción y los psicológicos. A través del personaje de Barbara, podremos descubrir los recovecos de una mente, no sé si enferma, pero sí inestable. Y esto lo digo porque, a pesar de que cualquiera la tildaría de loca y despiadada, he podido ver cómo, detrás de este personaje, se esconde mucho más de lo que el autor nos cuenta. Esa es la grandeza de los personajes mágicos, esos que solo los maestros son capaces de crear.

Decir que recomiendo esta novela es poco, porque si en mi mano estuviera, obligaría a cualquier lector a pasear por sus paginas, haciéndoles ver que, a partir de ese momento, nada de lo que lean será suficiente. Porque la experiencia que los años han dejado en la pluma de este autor, a mi parecer, es insuperable.

SOBRE EL AUTOR

Rafael R. Costa (Huelva, 1959) Bibliotecario en Huelva, actividad a la que dedicó cinco años, y abandonó para irse a Madrid, hace 23 años para dedicarse por entero al oficio de escribir. Comenzó su primera novela con doce años, y asimismo sus primeros poemas. Tiene varios libros de poesía publicados, resultado de premios obtenidos, entre los que destaca Cirea, aunque sus grandes poemas están inéditos. Ha publicado dos novelas, también como resultado de premios obtenidos: El caracol de Byron y El niño que quiso llamarse Paul Newman. Alejado del mundo editorial convnecional, ha decidido publicar algunas de sus novelas en Amazon Kindle, con merecido éxito.


CHARLANDO CON ÉL

Advertí al autor sobre la publicación de esta reseña y, muy amablemente, accedió a responder algunas preguntas, este es el resultado:

La novelista fingida es una de las novelas que acumulan más comentarios positivos en amazon. ¿Dónde crees que reside el éxito de la novela? ¿Cuáles son sus puntos fuertes?

Los puntos fuertes son: la categoría de los personajes, que están bien definidos, la agilidad de los diálogos, y una prosa brillante. Cuando la cosa funciona, quien lee sabe perfectamente qué personaje está hablando y quién contesta sin necesidad de anotar los nombres. Igualmente los escenarios deben de ser creíbles, atractivos, fáciles de imaginar y algo hechizantes, para que quien lee se sienta allí; sea el Korsakoff Bar, la mansión Halcyon Violet o las oficinas de la editorial Harper Collins.

Como he dicho en la reseña, me apasionan los personajes femeninos de tus novelas. ¿Cómo haces para que el resultado sea tan potente? ¿Te inspiras en mujeres reales?

Observo. Gran parte del trabajo de un novelista es observar, oír, estar atento a los detalles nimios. SI alguien grita todos oímos, pero el novelista se fija en qué manera abre la boca, si cierra los ojos en el alarido, si mueve las manos, cómo respira. Si lleva reloj, anillos, pulsera, un bolso o un pañuelo,  cómo viste, si abre los pies al caminar... etc. Analiza puntos que pasan inadvertidos y que luego aplica a sus personajes.
Y sí, me inspiro en mujeres reales que yo convierto en mujeres de novela.
 Me gustan los personajes con fuerza. Barbara Shackleton la tiene, sin duda. Pero también Alice Bruma, o Vera Borodowsky. Y no digamos Bette Davis.
 Te contaré como primicia que la agente literaria Vera Borodowsky existe de verdad. Pedí permiso para usar su nombre y características en la novela y me fue concedido. Hoy día es una bella anciana de Miami. Madre de una escritora amiga y admirada.

¿Cuáles son los ingredientes que debe tener una novela para cumplir tus expectativas como lector? ¿Es lo mismo que ofreces a tus lectores o te adaptas a la demanda literaria del momento?

Yo no me adapto. Persigo que los lectores se adapten a mi forma de entender la escritura. Me gusta la calidad. Y yo ofrezco calidad. De hecho, la moda hoy día exige novelitas románticas y eróticas que no tienen ningún peso literario excepto el de evadir a lectores que no buscan nada más. Se las llevará el viento. De igual manera que hay escritores de calidad hay lectores de calidad.
Como lector, una buena novela tiene que tener, al menos, varios requisitos. Uno es que no aburra. Esto es esencial. Si aburre se acabó. Otra es que la primera página sea muy buena y que la segunda intente ser mejor que la primera. Que se note el esfuerzo. Y el talento: se tiene o no se tiene. Es una marca, un lunar, o el color de los ojos: se tiene o no.
Que los personajes sean potentes, como dices arriba. Los escenarios creíbles; que contenga cromatismo léxico, que sorprenda, que ensueñe, que anestesie al lector.
Cuando se concluye una buena novela, sea a la hora de escribirla o de leerla, hay que suspirar y exclamar: Ufff... Si eso sucede es buena señal.

¿Qué opinión te merece el panorama literario actual?

Actualmente leo pocas novelas. Aunque me acabo de terminar una extraordinaria de Ana Belén Rodríguez. Desde mi muy personal perspectiva el escritor español está más dotado para la poesía que para la narrativa. Con esto quiero decir que en España siempre hubo muy buenos poetas pero rara vez muy buenos novelistas. No hemos tenido un Victor Hugo, un Tolstoi, un Günter Grass, un Kafka o un Sholojov... Aunque la entrada de la plataforma Amazon ha hecho emerger muchas novelas. Y, lógicamente, también las hay buenas. No puedo leerlas todas.

Si formases parte del jurado del concurso indie de amazon, ¿cómo tendría que ser la novela ganadora?

La novela ganadora debe tener dos propiedades esenciales. La primera es que venda mucho. La segunda es que sea buena. Y eso no se puede separar, porque se contenta a la editorial y al posible lector. Aquel título que consiga mejor media de esos dos parámetros se proclamaría vencedora.

¿Por qué debería ganar el concurso indie de Amazon La novelista fingida?

Pues mi novela La novelista fingida debería ganar porque es la mejor. Esto lo digo con la boca pequeña, porque no he leído ninguna otra que se presente. Y no lo haré hasta que concluya el concurso. Yo digo que es la mejor y la mayoría de los lectores también lo dicen. La media de estrellas es abrumadora.

Ha sido un placer, Rafael.


Muchas gracias,
Rafael R. Costa.

Para finalizar, con un jugoso sorteo, ya que, entre todos los lectores que dejen su comentario en amazon, el autor sortea una preciosa boquilla de fumar estilo Barbara Shackleton. Preciosa. ¿Te lo vas a perder?


 Para acceder a la compra directa del libro, pincha en la portada de arriba.




miércoles, 19 de agosto de 2015

El último anasazi, de José Vicente Alfaro

Esta reseña pertenece a la lectura conjunta organizada por Laky en su blog, Libros que hay que leer.

Cuando leer se convierte en algo delicioso...


SINOPSIS

Siglo XII. La nación anasazi, caracterizada sobre todo por sus brillantes logros en el campo de la arquitectura y considerada como una de las civilizaciones precolombinas más importantes de América del Norte, alcanza su máximo esplendor tras varios siglos de dominio continuado sobre sus tierras. Sin embargo, en un brevísimo espacio de tiempo, todas sus ciudades fueron abandonadas y su población, condenada a desaparecer. ¿Qué pudo ocurrir? ¿Qué factores desencadenaron tan aciago desenlace? 

Siglo XVI. Aunque la civilización anasazi lleva largo tiempo desaparecida, Xabel, el último de sus descendientes, idea un descabellado plan para tratar de hacerla resurgir, pese a la enorme dificultad de la tarea. Xabel está convencido de ser un elegido, y, dispuesto a cumplir su cometido, emprende un incierto viaje hasta el corazón del imperio azteca para solicitar ayuda al mismísimo emperador Moctezuma… 

Y omnipresente a lo largo de todo el relato, Cíbola, la mítica ciudad de oro que los anasazi ubicaron donde nadie la pudiera descubrir. Ni siquiera los conquistadores españoles dieron con ella, pese a la costosa expedición que organizaron con ese fin. 

Vive una doble aventura en las dos épocas propuestas e imprégnate del sabio legado que los antiguos nativos americanos dejaron tras de sí.

OPINIÓN PERSONAL

Después de haber leído La esperanza del Tibet, supe que no tardaría mucho en repetir con el autor. Me pareció una novela tan diferente a lo que estamos acostumbrados y su narración me resultó tan profesional y cercana, que desde ese momento comencé a mirar la novela histórica con otros ojos. Ahora, tras leer El último anasazi, he comprendido que no se trata del género, sino del autor; nadie en el panorama literario actual escribe histórica como él. Y ahí va mi argumento.

El último anasazi, es una novela a caballo entre los siglos XII y XVI, siendo cada uno de estos portadores de un hilo argumental distinto pero unidos por un factor común que no desvelaré, (sí diré que cuando el lector lo descubra le resultará apasionante). A pesar de tratar un tema tan desconocido para nosotros como puede ser la cultura anasazi, ya que históricamente poco se conoce de los indios de América de Norte, el autor consigue que desde el principio empatices con su cultura, ambiente y forma de vida.

La ambientación es grandiosa, sin cansar al lector pero con todo lujo de detalles y los escenarios están muy logrados. Conocer a los anasazis me ha encantado, pues es increíble pensar que, a pesar de ser una tribu muy antigua, estaban tan modernizados en temas artesanales y arquitectónicos. Resulta apasionante.

Pero tengo que reconocer que lo que me ha ganado de la novela han sido los personajes. Todos y cada uno de ellos poseen una características que los hacen imprescindibles y muy humanos. Siempre he dicho que creerte a los personajes de la novela que estás leyendo y llegar a sentirte parte de ellos es la grandeza de la literatura, y en este caso, se alcanza con creces.

Porque El último anasazi no es solo una novela histórica, en ella encontrarás sentimientos tan profundos como el amor, la lealtad, los anhelos, el dolor... Y en contrapartida sentirás rabia, odio, tendrás sed de venganza y notarás cómo te posee la impotencia.

Yuma, para mí el personaje estrella, es brillante, auténtico, entrañable, leal... Por contra, su hermano es déspota, despiadado, perverso... En definitiva, un perdedor que jamás reconocerá sus envidias y frustraciones. Pero como he dicho antes, no son los únicos personajes de la novela, todos merecerían una mención especial pues poseen unos perfiles narrativos sublimes.

Poco más quiero desvelar, pues mi intención con esta reseña es provocar la curiosidad de los lectores para que se animen a leer la novela, pues estoy convencida que no se arrepentirán. 

Resumiendo, El último anasazi es una novela diferente, deliciosa y está muy bien escrita. La fluidez de la narración y la intriga de la trama te obligarán a leer sin descanso. Sentirás el ardor en tus pies mientras caminas con Yuma a través del árido desierto, te emocionarás cuando entres en la vida de ciertos personajes y notarás que la lectura te está aportando cosas que hacía mucho tiempo no sentías con lecturas anteriores. Porque esta es una novela diferente, aleccionadora, enriquecedora, valiente, arriesgada y ganadora. 

Sobra decir que la recomiendo 100%, no creo que nadie sea capaz de leerla y quedar indiferente.

Si os animáis a leer El último anasazi, quizá os interese este sorteo que finaliza el 31 de agosto. 

http://acurrucadaentreletras.blogspot.com.es/2015/07/sorteo-el-ultimo-anasazi.html

Para comprar la novela, pincha aquí. Te recomiendo que leas las opiniones de los lectores en amazon, no creo que tantas personas estemos equivocadas, ¿no?

lunes, 10 de agosto de 2015

Cartas a una extraña, de Mercedes Pinto Maldonado

Esta reseña pertenece a la lectura conjunta organizada por Laky en su blog, Libros que hay que leer.

SINOPSIS

Berta regresa a la casa familiar, donde nunca deseó volver, para hacerse cargo de la herencia de su madre, una mujer oscura y controladora que convirtió su infancia en un infierno. Asediada por los recuerdos, decide liberarse de los fantasmas del pasado desenredando la madeja de engaños de doña Alberta y su primogénita y devolviendo la libertad a su última víctima, cuyas cartas sin abrir, ocultas en el desván hasta que da con ellas, le llegan al corazón. Pero hay quienes no se alegran de la decisión de Berta y pronto se ve inmersa en un camino de trampas que puede hacer peligrar su vida. 



SOBRE LA AUTORA

Mercedes Pinto Maldonado nació en Granada, allá por los años sesenta, aunque reside en Málaga desde hace años. Está casada y tiene tres hijos. Estudió medicina en las facultades de Granada y Málaga, pero lo dejó para dedicarse de lleno a la pintura y a la literatura. Con varias exposiciones de pintura en su haber, finalmente se decantó por la literatura, porque es la disciplina artística en la que más cómoda se siente y en la que mejor se expresa. 
Tiene cuatro libros publicados con Ediciones B con su línea digital B de Ebooks: «El talento de Nano» (novela juvenil), «La última vuelta del scaife» (novela histórica), «Maldita» (novela trágico romántica ambientada en los años cincuenta) y «Pretérito imperfecto» (novela trágico romántica contemporánea); con Ediciones Click, el sello digital de Planeta de los Libros, ha publicado «El fotógrafo de paisajes» (novela negra); con Libros Mablaz «La caja mágica», cuyos derechos ha cedido a la Ciudad de los niños, y «Pretérito Imperfecto en papel» ; y ha autoeditado «Hijos de Atenea» (novela histórica) y «Cartas a una extraña» (novela de suspense y romántica contemporánea) en Amazon. 

OPINIÓN PERSONAL

Estamos frente a la última novela de una autora que siempre nos sorprende. El tiempo ha demostrado que mis alabanzas hacia ella no son infundadas, pues ya son miles los lectores que coinciden conmigo en que la prosa de esta escritora es canela en rama.
Como he comentado en infinidad de ocasiones, conocí a Mercedes a través de su novela Maldita (hasta el momento, mi favorita), la cual me caló tan hondo y me pellizcó tan fuerte que comencé a seguir los pasos de la autora a rebufo. Y no es para menos. Con cada una de sus novelas se va superando poco a poco, tanto a nivel creativo como técnico, y con Cartas a una extraña ha dado otra vuelta de tuerca.

No voy a contar nada del contenido porque la sinopsis reza lo justo y necesario. Yo hablaré de las sensaciones que su lectura me ha generado, pues lo que todos los lectores buscamos en cualquier tipo de lectura es eso; sentir.

Con esta novela he descubierto una forma de amar distinta, lejana en espacio y tiempo pero tan potente como si fuera carnal. Al comenzar la novela y a medida que iba intuyendo lo que podría suceder, pensé que sería muy complicado hacerme creer el amor que en ella se narra, pero nada más lejos de la realidad. No solo me lo hizo sentir, sino que consiguió que llegase a añorarlo y envidiarlo. Y esto lo ha logrado con unos personajes de carne y hueso, tan reales que se podrían visualizar sin necesidad de descripción física. Algo que tengo que destacar es que, en esta ocasión, Mercedes me ha llegado más con los personajes malos, me los he creído, los he detestado y, en el caso de doña Alberta, hasta la pude oler.

Los escenarios son una maravilla. Diría que están descritos con romanticismo, tornándose evocadores. Y es que, en esta ocasión, el estilo de Mercedes ha dado un vuelco hacia lo sutil, lo esponjoso, lo suave. Esto hace que la lectura vaya a compás con el ritmo lector, es decir, que no se haga ni lento ni rápido, y que las situaciones se vayan desarrollando a pedir de boca. 

Y las cartas... El punto fuerte de la novela. Ese hombre enamorado que no pierde la esperanza de recibir noticias de su dama y que, durante años, le escribirá cartas de amor puras, a veces optimistas, otras desesperadas, en ocasiones derrotistas, pero jamás deja de hacerlo.Me he enamorado de su fuerza. Nunca suelta el único enlace que tiene con ella, demostrando así la magnitud de su amor. Un amor muy correspondido, pero no por quién él piensa... Y ahí comienza todo. La nube de sentimientos se ensancha por momentos haciéndote desear que el final sea feliz, pues ya adoras a Saúl y a Berta y quieres que alcancen la cima de la mano, aunque... ¿será así?

Pero no solo de amor trata la novela. En ella encontraremos tintes de intriga que la acercan al género negro. En esta parte es donde se lucen los personajes secundarios. Todos muy importantes para el desarrollo de la historia y magistralmente creados.

En definitiva, Cartas a una extraña es un nuevo acierto de la autora, que en esta ocasión se aleja un poco del estilo narrativo que la identifica haciéndonos ver que nada se le resiste. 

Recomiendo la novela 100%, es ideal para leer tanto en vacaciones como en el sofá junto a un buen café. No solo entretiene, hace sentir y emociona, y de eso estamos escasos últimamente.

lunes, 13 de julio de 2015

Lectura conjunta + sorteo ¡Todos ganadores!

¡Buenas!

Escribo esta entrada rápida para anunciaros que Laky, la administradora del blog Libros que hay que leer, ha organizado una lectura conjunta de El último anasazi con un jugoso sorteo que no podéis dejar escapar, ya que todos los participantes en la lectura recibirán un libro en papel a elegir entre tres, firmados por los autores. Para saber más sobre esta lectura, pincha aquí.

Además, si crees que no llegarás al plazo para publicar tu reseña en la lectura pero te interesa leer la novela en algún momento, puedes apuntarte al sorteo de estos 6 libros en papel, que se realizará entre todos los compradores de la novela en su versión digital hasta el 31 de agosto.
Para saber más sobre este sorteo, pincha aquí.


jueves, 2 de julio de 2015

SORTEO EL ÚLTIMO ANASAZI

Ya estamos inmersos en el 2º Concurso de autores indies de amazon y El Mundo. Ahora disponemos de un buen puñado de novelas recién salidas del horno para nuestro uso y disfrute, y entre ellas, El último anasazi, escrita por José Vicente Alfaro, quiere proponeros algo.

Se sorteará un lote de 6 libros en papel entre todos los que adquieran la novela en amazon. Son los siguientes:

La esperanza del Tibet y El llanto en la Isla de Pascua, de José Vicente Alfaro (firmados por el autor.)
Lágrimas de tequila, de Cita Franco (servidora, también firmado.)
El mundo amarillo, de Albert Espinosa.
El oráculos de los peces, de Ángeles García,
Memoria de mis putas tristes, de Gabriel García Márquez.
¿Qué hay que hacer para participar en el sorteo?

Sencillo, solo tienes que adquirir en amazon la versión digital de El último anasazi y mostrarnos tu comprobante de compra a través de Facebook o Twitter de la siguiente manera:

1. Para adquirir el comprobante debes ir a tu cuenta de amazon y seguir la siguiente ruta:

mi cuenta/ mis pedidos/ comprobante de pedido
y aparecerá la siguiente pantalla:
Haz un pantallazo, una foto con el móvil... lo que sea, pero que se vea el título del libro y el número de pedido, es imprescindible.

2. Ahora, publica esta todo en Facebook o Twitter con el siguiente mensaje:

Participo en el concurso #anasazi (es muy importante que escribas el hastag #anasazi y te asegures de que la privacidad de la publicación es pública, pues será la única manera que tengamos de confirmar tu participación en el sorteo).

Con esto se te asignará un número para el sorteo que te comunicaremos mediante mensaje privado a través de la red social en la que hayas publicado tu participación.

¿Que quieres más de un número para aumentar tus posibilidades? Pues lo tienes fácil, haz que tus amigos participen.

Ellos tendrán que hacer los mismo que tú y escribir lo siguiente en su publicación para el sorteo:
Participo en el concurso #anasazi gracias a (tu nombre etiquetado). Ejemplo: Participo en el concurso #anasazi gracias a Cita Franco (en facebook), o @cita_franco (en twitter).
De esta forma, tu amigo conseguirá su número para el sorteo y a ti se te adjudicará otro. Así como tantos amigos participen gracias a ti.

¡Tenéis hasta el 31 de agosto! 

El ganador se elegirá el día 3 de septiembre vía Ramdon.org.

Es sencillo, ¿verdad? ¡Pues ánimo! El solo hecho de participar te dará a conocer esta apasionante historia:

EL ÚLTIMO ANASAZI



Siglo xii. La nación anasazi, caracterizada sobre todo por sus brillantes logros en el campo de la arquitectura y considerada como una de las civilizaciones precolombinas más importantes de América del Norte, alcanza su máximo esplendor tras varios siglos de dominio continuado sobre sus tierras. Sin embargo, en un brevísimo espacio de tiempo, todas sus ciudades fueron abandonadas y su población, condenada a desaparecer. ¿Qué pudo ocurrir? ¿Qué factores desencadenaron tan aciago desenlace?

Siglo xvi. Aunque la civilización anasazi lleva largo tiempo desaparecida, Xabel, el último de sus descendientes, idea un descabellado plan para tratar de hacerla resurgir, pese a la enorme dificultad de la tarea. Xabel está convencido de ser un elegido, y, dispuesto a cumplir su cometido, emprende un incierto viaje hasta el corazón del imperio azteca para solicitar ayuda al mismísimo emperador Moctezuma…

Y omnipresente a lo largo de todo el relato, Cíbola, la mítica ciudad de oro que los anasazi ubicaron donde nadie la pudiera descubrir. Ni siquiera los conquistadores españoles dieron con ella, pese a la costosa expedición que organizaron con ese fin.



Vive una doble aventura en las dos épocas propuestas e imprégnate del sabio legado que los antiguos nativos americanos dejaron tras de sí.


Pincha AQUÍ para adquirir el libro.

lunes, 29 de junio de 2015

La delgada línea que separa la sensualidad y la pornografía

¿Por qué si le digo a un lector de novela policiaca o histórica que a mí ese género no me gusta no pasa nada, pero si se lo digo a un lector de novela pornográfica se me tira al cuello?
Vaya por delante mi respeto a todos los autores y lectores, sean cuales sean sus géneros predilectos. Cada persona es un mundo y busca en la literatura cosas diferentes, pero claro, ¿todos conocen el significado de la palabra literatura? Pues venga, empecemos de cero y tiremos de los que saben.

Según la RAE, literatura es:
(Del lat. litteratūra).
1. f. Arte que emplea como medio de expresión una lengua. (Claro, depende de la lengua de la que estemos hablando, pero si es lengua, de lenguaje, lo entiendo.)
2. f. Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una época o de un género. La literatura griega. La literatura del siglo XVI. (Ojo, al hablar de “griego”, “francés”, etc, siempre se refiere a literatura, tratemos de no perder el hilo.)
3. f. Conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia. Literatura médica. Literatura jurídica. (Literatura médica, no es jugar a los médicos, seguimos.)
Atención a estos tres puntos restantes:
4. f. Conjunto de conocimientos sobre literatura. Sabe mucha literatura.
5. f. Tratado en que se exponen estos conocimientos.
6. f. desus. Teoría de las composiciones literarias.

¿Realmente quedan claros para todos? Creo que sí, ¿no? ¿Sabemos qué es un recurso literario? Venga, volvamos a preguntar a los que saben.

Las figuras literarias son formas no convencionales de utilizar las palabras, de manera que, aunque se emplean con sus acepciones habituales, se acompañan de algunas particularidades fónicas, gramaticales o semánticas, que las alejan de ese uso habitual, por lo que terminan por resultar especialmente expresivas. Debido a esto, su uso es característico, aunque en modo alguno exclusivo, de las obras literarias.
De forma coloquial, reciben también los nombres de recursos literarios, estilísticos, retóricos o expresivos y el de figuras retóricas o del discurso, etc.

Ahora, ¿qué dice la RAE de la pornografía?
(De pornógrafo).
1. f. Carácter obsceno de obras literarias o artísticas. (Obsceno «Impúdico, torpe, ofensivo al pudor», es decir, que “si me perdí en la espesura de su monte de Venus hasta hacerla enloquecer” solo insinúo, no soy obscena, pero “si le comí el coño hasta el amanecer”, aunque para algunos suene muy poético, es una burrada que ningún literato aceptará como propia, por no decir que eso no hay cuerpo que lo aguante.)
2. f. Obra literaria o artística de este carácter. (Sí, queda claro.)
3. f. Tratado acerca de la prostitución. (Definición que habla por sí sola.)
¿Y de la erótica?
(Del lat. erotĭcus, y este del gr. ἐρωτικός).
1. adj. Perteneciente o relativo al amor sensual. (Sensual, que no sexual.)
2. adj. Que excita el apetito sexual. (Que excita, no que culmina.)
3. adj. Dicho de una poesía: amatoria (relativa al amor.)
4. adj. Dicho de un poeta: Que cultiva la poesía amatoria.
5. f. Poesía erótica. (Que pretende ponerte como una moto pero nunca va a explicarte de forma explícita cómo.)
6. f. Atracción muy intensa, semejante a la sexual, que se siente hacia el poder, el dinero, la fama, etc. (Semejante, no igual, y además, no solo habla de sexo.)
Y ahora preguntemos a la RAE por lo que nos trae aquí, la novela, que es solo una de las parcelas que encierra la literatura y a la que me estoy refiriendo en todo momento, ya que literaria puede ser hasta la etiqueta del champú.
RAE, usted que todo lo sabe, ¿qué es la novela?
(Del it. novella, noticia, relato novelesco).
1. f. Obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres, de pasiones y de costumbres. (Gracias, querida RAE, lo de “placer estético” no lo he dicho yo.)
2. f. Hechos interesantes de la vida real que parecen ficción.
3. f. Ficción o mentira en cualquier materia.
4. f. Der. Cada una de las leyes nuevas o constituciones imperiales que dieron Teodosio II y sus inmediatos sucesores después de la publicación del Código teodosiano, Justiniano después de sus compilaciones legales, y los demás emperadores bizantinos posteriores al derecho justinianeo.

¿Y todo esto para qué? Pues para que no disfracemos la pornografía tras el nombre de literatura erótica. He leído libros de erótica o de otros géneros pero con escenas de este tipo que me han parecido sublimes. Las escenas, la retórica, los recursos literarios, los diálogos, la ambientación, los personajes… Todo construido con tanto gusto que no he necesitado más para disfrutar. Es muy difícil combinar buenos textos, cuidados y brillantes con la erótica sin resultar pornográfico, pero se puede. Y ahí está la diferencia entre “atar a mi marido, amordazarle, ponerle la correa del perro y hacerle que me siga” y “conseguir que haga mi voluntad a través de mis armas de mujer”.
A ver, que está muy bien que la gente lea lo que quiera, y que esos libros triunfen y los autores se forren a través de los calentones ajenos, pero hay que saber diferenciar y, sobre todo, no disfrazar. No me digas que eres lector porque te has leído las sombras de las narices. Lo que eres es aficionado a la pornografía y el libro completa o encaja en tu colección sobre el género.
He leído erótica y estoy convencida de que lo volveré a hacer, pero jamás me veréis llamar erótica a un texto pornográfico, y mucho menos, asociarlo con la novela. ¿Son obras literarias el Hola, Semana o Lecturas? ¿Es lo mismo la foto de la tía en bolas que llevan los camioneros que La maja desnuda?
Defiendo a los escritores que escriben por derecho, aquellos cuya vida gira en torno a las letras y que no son capaces de hacer otra cosa, esos que, tras años y años en la profesión, han asumido que jamás conseguirán alcanzar la gloria pero no dejan de escribir a diario, obsesionados, abducidos. Los defiendo porque saben que sus historias son viajes, aventuras, saben que sus letras emocionan, sobrecogen y, sobre todo, necesitan escribir como el respirar.
Los que hemos leído a Kafka, García Márquez, Saramago o Nabokov, no podemos por más que pedir a la literatura un nivel semejante, pues después de eso nada nos llena o nos termina de gustar.
Insisto, respeto los gustos de cada cual, pero me niego a pensar que esta generación vaya a ser recordada por la literatura barata de mujeres encorsetadas con fustas en la mano y hombres con la minga más dura que la pata de un perro envenenado. ¿Veis? Todos podemos ser vulgares y no por ello declararnos escritores. Además, que coño, que escritor es el que sabe escribir, no el que entiende un idioma “esté komo esté ejcrito”. Que esa es otra. Claro, como es literatura “para adultos”, la ortografía no importa; tú ponme una portada sugerente, (si en ella se puede ver algún pezoncillo o pelillo púbico, mejor”), describe muchas escenas de sexo explícito que yo, como lectora que lo goza mientras te lee, no me voy a preocupar de si la palabra polla se escribe con “ll” o con “y”. ¡Da igual! Se trata de ponernos como perras leyendo las fantasías o experiencias sexuales de otros. Luego, nos metemos en la cama y miramos a nuestro marido con asquete, pero no pasa nada, mañana le proponemos que nos ate y nos de unos azotes y nos convertiremos en personajes de novela. ¡Nada más literario! ¿Verdad?

Ahora, después de vomitar mi opinión al respecto de ALGUNAS novelas de dudosa reputación, vuelvo a la pregunta con la que he abierto el artículo.
¿Por qué no puedo estar en contra de este género sin que los lectores del mismo se me echen al cuello?
Yo, cuando abro un libro busco aprender, disfrutar con la narración, deleitarme con la forma de escribir del autor, quiero encontrarme con una gran historia bien contada y si además el libro me muestra cosas del mundo, la historia o el ser humano que desconocía, muchísimo mejor. Si quiero evadirme, busco una novela más sencilla, si lo que quiero es algo que sobrepase lo romántico y se meta en lo carnal, me leo una erótica y si lo que me pasa es que estoy más caliente que el palo de un churrero, lo resuelvo en casa con quien lo tengo que resolver o conmigo misma, lo mismo me da, pero no prostituyo de mala manera una profesión tan respetable como cualquier otra. Porque si cuando voy a por el pan el panadero me recibe con la churra en la mano, ese tío es un cerdo que insulta a la profesión, o si cuando voy a la peluquería la peluquera lleva una teta fuera, es otra cerda que no respeta el gremio.
Follar sé, gracias. La anatomía femenina la conozco, la masculina también, disfruto con mis propias fantasías o prácticas sexuales, no con las de otros, y si en algún momento vuelvo a leer erótica, que lo haré, será porque me apetezca y no tendré que dar explicaciones, y si me gusta el libro lo diré y si no me gusta también. Pero jamás asociaré la pornografía con literatura por mucho que otros se empeñen, pues la literatura, señores, se merece todos mis respetos.
De nuevo, quiero dejar claro que no hablo de todas las novelas del género, pero sí de las que últimamente son escritas como churros por personas que solo buscan fines lucrativos, que publican una novela cada tres meses, que no aman la profesión sino que buscan el camino fácil, porque escribir sabemos todos y que, además, son respaldadas por un sequito de seguidores que darían su imperio por convertir esas novelas en realidad pero que no lo lograrán en su vida.

He sabido que en un hilo de facebook, tras una entrevista a una autora de los pies a la cabeza que declaraba que la novela pornográfica pertenecía a otro nivel intelectual, los lectores de la misma se han vuelto locos diciendo que esta autora los estaba llamando tontos. Por ahí sí que no paso. He escuchado la entrevista enterita y no es así. Nadie les ha llamado tontos. Solo se ha descrito el perfil de ese tipo de lectores, el cual no ha inventado la autora, sino que es pura estadística. Ella ha dicho que los consumidores de este tipo de literatura son gente que no busca en las letras nada más allá del puro entretenimiento, sea del tipo que sea. Estoy totalmente de acuerdo con ella. Igual que hay escritores y escritores, hay lectores y lectores. La entrevistada en cuestión fue Mercedes Pinto, y al leer este artículo que le he mostrado previamente, ha accedido a responder un par de preguntas cuyas respuestas considero más que aclaratorias para los participantes del hilo mencionado y todo aquel que aun tenga alguna duda.



Gracias, Mercedes, por no correr un tupido velo y desentenderte de la polémica, creo que es necesario que te manifiestes y que tus creencias e ideales al respecto queden claros.

¿Tienes algo en contra de la literatura romántica, erótica o pornográfica?

En absoluto. Es más, cuando a una novela, independientemente de su género, le falta una historia romántica de fondo con al menos una pizca de sensualidad… no sé, es como que la encuentro irreal; allá donde hay personajes que interactúan, necesariamente hay romances y erotismo, el ser humano es así por naturaleza, lo contrario no es creíble. Con respecto a la pornográfica, tampoco tengo nada en contra, tanto es así que también la considero parte de nuestro instinto más básico, todos somos en mayor o menor medida pornográficos, de la misma manera que no podría estar en contra de defecar, no sé de ninguna persona que no lo haga; eso sí, no encuentro la belleza en describir al detalle este tipo de actos tan elementales. Para mí han de estar justificados y hay que tener la destreza de convertirlos en arte, porque novelar es un arte.

¿Qué les dirías a los que se dieron por aludidos cuando tachaste de más básicos a los lectores de literatura pornográfica, que no erótica?

Que me reitero, los considero más básicos emocionalmente, que no culturalmente. Aquí hubo una grave confusión que me gustaría aclarar con un ejemplo muy sencillo: en mi círculo más cercano hay personas que apenas saben escribir y tienen una sensibilidad más exquisita que otras con estudios superiores. De ninguna manera pienso que un jardinero es más básico que un ingeniero, es absurdo, y aquellos que han leído mis obras lo saben sobradamente. De manera que interpretaron muy mal mi mensaje. Esto me dolió especialmente y me confirmó que sí, hay personas que se esfuerzan poco en comprender independientemente de su nivel académico. Como he dejado claro en el punto anterior, para mí la erótica o la romántica es una literatura distinta a la pornográfica, y sigo pensando que los lectores de este último género son menos exigentes, sensibles e imaginativos, o al menos cuando eligen un texto pornográfico están supeditando su lado más humano por el más animal. Existe el sexo sin afecto alguno por el otro, claro, pero es un mero acto, igual para todas las especies, lo que lo eleva es nuestra forma de vivirlo, sentirlo y explicarlo. Necesitar que alguien te cuente una y otra vez las diferentes maneras de copular con palabras soeces y repetitivas no me parece propio de un lector que busca en la literatura el arte, la emoción y la reflexión. Sí, la búsqueda del sexo por el sexo es mucho más básica que aquella que nos lleva a comprender nuestro mundo a través de la belleza o el amor en cualquiera de sus formas.

Y para dejar claro que no tienes tabúes, cuéntame ¿qué harás esta noche?

Mmm… Pues verás, tengo un caldo carmín esperando hace días a ser descorchado por alguien paciente, porque debe hacerse con mimo, no sea que se agiten los posos y enturbie el cristalino fruto. Desconectaré el ordenador, el móvil, el día a día y todos los sueños y anhelos, hoy quiero volver una vez más al paraíso, ese en el que los besos se hacen sangre y la sangre fuego. Me seduce refugiarme en mi esencia más animal, pero ese tránsito que lleva al núcleo quiero hacerlo despacio, con música, una copa de vino, un camino de mariposas, velas que apagaran los suspiros… y la mejor compañía. Hoy quiero caer en su trampa una vez más y decirle tras el último gemido que no me importaría morir en ese instante.

¿A que os habéis quedado con ganas de saber cómo terminó la noche de Mercedes? Pues bienvenidos a la erótica con clase y talento. Como veréis en la ilustración de este artículo, hasta un pimiento puede ser erótico y sensual, solo hay que trabajárselo un poquito.


Y para finalizar el artículo sin que nadie se lleve a equívocos, quiero decir que todas las opiniones mostradas en el mismo, a excepción de las respuestas que ha dado Mercedes, son mías y solo mías. Vamos, que los que tengáis las piedras en la mano preparadas para el disparo me las lanzáis a mí, pero apuntad bien, soy grande como búfalo pero ágil como una gacela.